Participación política y redes sociales digitales
Silvia
Lago Martínez*
Esta presentación tiene por objetivo compartir con ustedes algunas
reflexiones acerca de las estrategias de participación e intervención política
de colectivos sociales, por un lado en el espacio físico de la ciudad y por el
otro en el espacio virtual, especialmente en las redes sociales digitales[1]
(RSD). Entendiendo que ambas esferas públicas conforman una suerte de espacios
contiguos que brindan universos diferentes y complementarios para su acción, a
la vez que se transita entre la vida pública y la personal o cotidiana.
En primer lugar, vale señalar que la adopción de las tecnologías
digitales (TD) y la expansión de la WEB 2.0, ha permitido a los ciudadanos el
acceso a Internet y a las tecnologías digitales en general. Las redes sociales
digitales son apropiadas por la población en su conjunto, con mayor o menor
intensidad (o acceso) según la edad, el género o las clases sociales, de tal
forma que esta tecnología devino en una apropiación social de gran envergadura.
Desde el punto de vista del activismo social y político, las RSD
representan otra esfera pública además de lo que podríamos denominar el espacio
público tradicional. Si bien la movilización social se focaliza en la
apropiación de un territorio, la visibilización de la acción, la configuración
de un actor que pueda sentarse en una mesa de negociaciones, también el
activismo en las RSD es una estrategia de disputa política, así como también el
uso de otras plataformas como YouTube o Whatsapp. Los teléfonos inteligentes y
las plataformas se han popularizado en los últimos cinco o seis años de tal
forma, que hoy en día prácticamente todos los jóvenes poseen Smartphones que
permiten su participación en estas redes en cualquier momento, lugar o espacio.
Estas esferas públicas emergentes brindan la posibilidad de expresar
algo sobre uno mismo, o desde el sí mismo. Esto da lugar a una corriente de
trabajo muy interesante, Winocur (2017) señala que esta forma de hacer pública
la vida cotidiana a través de las redes sociales implica que lo privado es
público y lo público es privado. Especialmente los jóvenes sienten que su
presencia en este espacio es una manera de decir "yo aquí estoy, esto es
lo que pienso", lo que puede dar lugar a situaciones interesantes de
elaboración de prácticas conjuntas.
Retomando la cuestión principal que nos ocupa, podemos advertir que las
RSD ocupan un lugar central en la vida social y política y por lo tanto es un
espacio de disputa que permite popularizar, expandir y visibilizar el accionar
de los colectivos sociales.
Por ejemplo, el movimiento de mujeres y el movimiento feminista en
Argentina intervienen de manera masiva en la esfera pública el 3 de junio del
2015, con el slogan “NiUnaMenos”, popularizado en las RSD como
#VivasNosQueremos. Esta movilización se expresó en marchas multitudinarias en
todo el país, como resultado de una convocatoria multimediática y
multisectorial, que se articuló en torno a una demanda histórica del feminismo
y el movimiento de mujeres. Fue convocada a través de las redes sociales, por numerosas
organizaciones de mujeres, de derechos humanos, familiares y víctimas de
violencia de género, artistas, intelectuales y periodistas, entre otras, y se
considera la mayor movilización en la historia del país vinculada con una
temática feminista. Las dos plataformas comerciales más utilizadas fueron
Facebook y Twitter. Su reclamo excedió lo testimonial o la toma de conciencia,
puesto que se efectúo un fuerte reclamo al Gobierno Nacional sobre la sanción y
ejecución de leyes específicas y políticas públicas para contención/apoyo a las
víctimas.
En este sentido, Internet aceleró y distribuyó los intercambios,
transmitió mensajes, sentidos, contribuyó a la construcción de nuevas
subjetividades y trastocó las nociones tradicionales de tiempo y de espacio,
que ya se vienen transitando desde hace varios años. De manera que el
acontecimiento #VivasNosQueremos, fue justamente esa concreción en un espacio y
en un tiempo compartido en diferentes escenarios de América Latina.
En Argentina ya contábamos con antecedentes de movilizaciones generadas
en las RSD, como por ejemplo los “cacerolazos” organizados en contra de la ex
presidenta Cristina Kirchner en el año 2015. Esta acción demostró que las redes
sociales, además de posibilitar estos acontecimientos, también generan procesos
de intervención deliberada en este espacio público. Los cacerolazos contra
Kirchner, que inicialmente pudieron haber surgido de manera espontánea, luego
fueron dominados y dirigidos por medios opositores al gobierno, incluso por los
propios Trolls del actual gobierno de Mauricio Macri, en ese momento en la
oposición.
Procesos organizativos y RSD
Continuando con el movimiento de mujeres, es interesante destacar en
relación a la denominada brecha de género –que parte de la evidencia de que las
mujeres sufren desventajas en el acceso a las TD respecto de los hombres– que
hoy en día el movimiento hace un uso inteligente e intensivo de Internet. Esto
quiere decir que las mujeres compartimos con los hombres la misma posibilidad
de acceso y problematización del fenómeno. El crecimiento de la movilización y
el desarrollo de las apropiaciones tecnológicas, dan fuerza a un movimiento de
mujeres renovado en ese sentido.
Ahora bien, sería un error pensar que las redes sociales generaron el
fenómeno NiUnaMenos. Este, como otros estallidos sociales, viene de un largo
proceso. Según Claudia Laudano, el movimiento feminista en Argentina tiene
antecedentes de lucha desde los años 60s. Entre ellos se destaca el Encuentro
Nacional de Mujeres, que se realiza anualmente en distintas ciudades del país y
suma 32 ediciones al año 2018. La misma autora señala que otro acontecimiento
muy importante, gestionado y organizado a través de las RSD, fue el primer paro
internacional de mujeres realizado el 8 de marzo del 2017, con la adhesión de
57 países, donde la región Latinoamericana tuvo una destacada participación.
Esta articulación internacional referenciada con diferentes casos, se fue
desarrollando a lo largo del tiempo, lejos de ser espontánea o improvisada
abarcaron un periodo organizativo muy importante (Laudano, 2018). Es decir,
para poder llegar a este paro internacional de mujeres se llevaron adelante
gran cantidad de acciones previas en distintos lugares del mundo.
A través de Twitter, se desarrolló una acción muy potente y planificada
el 25 de noviembre del 2017, un día central en el reclamo de las agendas
feministas y en particular en Latinoamérica. Con un slogan muy interesante que
era "las mujeres del mundo anunciamos que nos estamos organizando" se
alcanzaron los primeros puestos de las tendencias mediáticas, con
diferentes hashtags. Las organizaciones invadieron Internet con
muchísimas imágenes y videos de las acciones que se produjeron en el territorio
en esta suerte de combinación de las dos esferas públicas, el ciberespacio y el
territorio.
Asimismo, muy recientemente, la movilización de mujeres impulsó la
discusión en el Congreso Nacional Argentino sobre la legalización del aborto,
hecho sin precedentes en el país. Con el lema aborto legal, seguro y gratuito
nuevamente se produjo una enorme movilización de mujeres (y hombres).
Lamentablemente no se aprobó la ley, pero generó un importante debate que
atravesó a todos los sectores de la sociedad. También produjo una respuesta
furibunda por parte de los sectores más conservadores; no obstante se encuentra
en las puertas de ser aprobado en el próximo año.
Nuevamente se plasmó en las redes sociales el problema del acoso y la
violencia de género. Con el objetivo de hacerlo visible y público se publicaron
en Internet miles de testimonios de mujeres que cuentan sus experiencias de
violencia, cuestiones que hasta no hace mucho tiempo pertenecían solo al ámbito
de lo privado.
Disyuntiva
Sin embargo, como ya se ha mencionado en este seminario, de manera
creciente preocupan los riesgos en la seguridad y privacidad de los datos, el
peligro de censura y la falta de adaptación de estas tecnologías a las
necesidades reales y específicas de los movimientos sociales. De manera que los
colectivos atraviesan una disyuntiva, entre proteger su privacidad e intervenir
en las RSD privativas de enorme capacidad para la comunicación y convocatoria.
Reconocen que Facebook, Twitter o Instagram, potencian la posibilidad de hacer
conexiones y de vincularse con otras personas a partir de intereses comunes.
En este marco, el uso disruptivo de tecnologías propietarias y la
creación de proyectos propios de innovación tecnológica como las RSD libres,
aún es muy incipiente, al menos en el movimiento social argentino. Algunas
organizaciones, con capacidades para la creación y desarrollo de TD, intentan
desarrollar espacios tecnológicos propios, pero los mismos dejan fuera a los
“otros”, que es el gran público. No obstante este sujeto colectivo es cada vez
más un productor activo de significados.
Por último, la promoción por parte de las organizaciones, las
universidades y los activistas en su conjunto, de desarrollos propios (como las
RSD libres) y la soberanía tecnológica, es muy importante. Es necesario
ponernos a trabajar (o continuar trabajando) en torno a estas fricciones, en
Argentina por lo menos nada se puede esperar de políticas públicas en este
sentido.
*Profesora de la
Facultad de Ciencias Sociales e investigadora del Instituto de Investigación
Gino Germani, Universidad de Buenos Aires.
Ponencia presentada en
el Seminario Desenredando las Redes Sociales (Quito, agosto 2018)
[1] Estudiamos esta
problemática en el Equipo Sociedad, Internet y Cultura (ESIC) del Instituto
Gino Germani, UBA (http://esic.sociales.uba.ar) y en el Grupo de Trabajo de
CLACSO Tecnopolítica, Cultura Digital y Ciudadanía.
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