¿Quiénes son los “chalecos amarillos”?
Los
"chalecos amarillos" son el primer movimiento de contestación social
que logra doblegar al presidente francés Emmanuel Macron, que hasta ahora se
había mostrado intransigente con su plan de reformas.
A
continuación, cinco datos sobre este movimiento atípico que emergió en las
redes sociales:
El movimiento
de los "chalecos amarillos" nació a finales de octubre, desvinculado
de cualquier partido político o sindicato. Su detonante: el alza de los precios
de los combustibles que debía entrar en vigor el 1 de enero.
Su
nombre hace referencia a las prendas fosforescentes que debe utilizar todo
automovilista en Francia, en caso de incidente en una carretera para tener
mayor visibilidad.
Respaldado
principalmente por los franceses que viven en la periferia, provincias o zonas
rurales, se ha convertido en un movimiento de hartazgo generalizado contra la
política fiscal y social del gobierno.
Este
movimiento se inscribe en la larga historia francesa de contestación social.
Algunos
analistas lo comparan con la revuelta de los "gorros rojos" bretones
que obligaron al gobierno socialista de Francois Hollande (2012-2017) a
eliminar un impuesto a los camiones para luchar contra la contaminación.
Pero
para Danielle Tartakowsky, profesora de historia contemporánea, es
"inédito" en varios aspectos. "Primero porque nació en las redes
sociales [...] y segundo porque recurre a un nuevo modelo de
organización", desligado de los cuerpos intermediarios.
Y
aunque tiene algunas similitudes con "Nuit Débout", la versión
francesa de los "Indignados" del 15M en España, los observadores
coinciden en que sociológicamente no se trata de las mismas bases.
Los
"Indignados franceses" eran jóvenes urbanos, con diplomas,
preocupados por la falta de oportunidades, mientras que los "chalecos
amarillos" son obreros, empleados precarios, de zonas rurales o ciudades
de tamaño medio, explica Jérme Sainte-Marie, director del instituto de sondeos
PollingVox.
"Estos
territorios han sufrido una disminución de los servicios públicos en los
últimos años. Sus habitantes se sienten abandonados por los poderes públicos e
ignorados por los políticos", afirma Alexis Spire, director de
investigación del CNRS.
Los
"chalecos amarillos" organizan sus acciones en las redes sociales. En
su primera protesta nacional, el sábado 17 de noviembre, unas 300 mil personas
salieron a las calles en todo el país.
Las
protestas han continuado desde entonces, con bloqueos de carreteras y de
depósitos de combustibles, que provocaron a inicios de esta semana una escasez
de gasolina.
El
sábado 24, 166 mil salieron a manifestar y 136 mil el 1 de diciembre, de los
cuales ocho mil en París.
Las
protestas alcanzaron su punto álgido en la capital francesa, en donde se
produjeron violentos enfrentamientos entre manifestantes y la policía en la
famosa avenida de los Campos Elíseos, así como saqueos en algunos de los
distritos más prestigiosos de la capital, con un saldo de más de 400 detenidos.
Cuatro
personas han muerto en incidentes relacionados con las protestas de los
"chalecos amarillos". La víctima más reciente es una mujer de 80 años
que falleció tras las heridas sufridas por el lanzamiento de una bomba de gases
lacrimógenos en Marsella (sureste).
Emmanuel
Macron había dicho hace unos días que no daría marcha atrás en el aumento de la
tasa a los carburantes, alegando que es necesaria para frenar la contaminación.
Pero frente a una de las peores olas de disturbios en París en décadas terminó
cediendo.
Su
primer ministro, Edouard Philippe, anunció la suspensión del aumento de este
impuesto, que debería entrar en vigor el 1 de enero, durante seis meses.
Anunció también el congelamiento del precio de la luz y el gas durante el
invierno, y abandonó un proyecto para endurecer las revisiones técnicas de los
coches que pretendía sacar de la circulación a los vehículos más antiguos y
contaminantes.
Pese a
las concesiones hechas por el gobierno, los llamados a manifestar el próximo
sábado, en la cuarta jornada de protestas nacionales convocada por los
"chalecos amarillos", se mantenían en las redes sociales.
Éric
Drouet, uno de los portavoces más visibles de los "chalecos
amarillos", llamó a los franceses a "regresar a París" el sábado
y congregarse "cerca de los lugares del poder, los Campos Elíseos, el Arco
de Triunfo y la plaza de la Concordia", frente a la Asamblea Nacional.
"Los
franceses no quieren migajas", dijo a la AFP Benjamin
Cauchy, una de las figuras del movimiento.
Por
ahora, los "chalecos amarillos" gozan de un amplio apoyo público.
Según una encuesta, alrededor del 70% de los franceses consideran sus demandas
justificadas las protestas.
Otros
manifestantes, que consideran las medidas anunciadas
"satisfactorias", levantaron los bloqueos de depósitos de carburante
en Brest y Lorient, ambos en el oeste de Francia.
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