Peligrosos temores del imperio
Gustavo Robreño*
No hay dudas
de que, a pesar de las bravuconadas de su actual presidente y el pretendido
rescate de la anacrónica Doctrina Monroe, la influencia habitual del
imperialismo norteamericano decae sensiblemente en importantes sectores de la
vida latinoamericana y caribeña, de manera tan inexorable que ni los Macris ni
los Bolsonaros podrán detenerlo.
En ese
sentido, llaman la atención las declaraciones del jefe de la Fuerza Aérea
(USAF) estadounidense, David Goldfein, aparecidas en la revista Foreing
Policy y reproducidas por el semanario Newsweek posteriormente.
En un
escenario donde los altos jefes militares hacen inusualmente declaraciones
políticas, sino cuando desean encender señales de alarma, Goldfein se declaró
preocupado e instó a su propio gobierno a “prestar más atención” a América
Latina ante “el preocupante crecimiento de la influencia de China y Rusia en
esa región”, según su visión.
Al regresar
de un viaje a Colombia, este general confirmó que “mantenemos una estrecha
vigilancia sobre las actividades de China y Rusia a nivel mundial, pero desde
luego mantenemos un ojo sobre actividades en América Latina” y añadió de manera
enigmática: “Cuando se trata de China y Rusia estamos buscando cooperación
donde podamos y retrocediendo agresivamente donde debemos”
En concreto,
el citado jefe militar se refirió a la necesidad de que los gobiernos
latinoamericanos sigan comprando armamento estadounidense, pues sus ejércitos
corren el riesgo de “quedar fuera de las operaciones de Estados Unidos y otros
aliados si dejan de adquirir hardwares militares de esta procedencia para
dirigirse a otros mercados”.
Goldfein les
advirtió que, aunque sean más baratos, no serían compatibles dentro del sistema
regido por las tecnologías de Estados Unidos: fue una mezcla de amenaza y
advertencia a sus aliados militares y en particular a los colombianos, que
parecen haber sido tentados por esos cambios.
Este tipo de
temores, expresados por parte de un alto cargo del Pentágono, no deben ser
pasados por alto pues reflejan una debilidad relativa por parte del Imperio,
que abruptamente puede derivar en agresividad y hostigamiento.
El actual
régimen establecido en Washington ha proclamado oficialmente la vigencia de la
Doctrina Monroe, esta vez contra China y Rusia y también contra todas las
decisiones soberanas, autónomas e independientes que cualquier país
latinoamericano o caribeño pueda asumir, sea cual sea el signo ideológico o
político de quien lo gobierne.
En América
Latina y el Caribe, el Imperio está rodeado de temores y eso es peligroso para
todos.
*Periodista
cubano
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